Todo pasa alrededor de la mente, todo pasa y al pasar deja una diminuta ráfaga, una pequeña e insignificante ráfaga que toca, hiere.
Solo cuando hiere el mundo comienza a tener sentido, el sentido mismo comienza a construirse.
Comienza a construirse como las ilusiones, las ideas, las más puras corazonadas cogen sentido, se moldean, se palpan, se ven.
¿Como saber si ahí están? Si nada es claro, si la existencia se opaca, si la vida se destruye, por una diminuta e inerte ráfaga.
1 comentario:
me sigues sorprendiendo
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