
Ese día mi tía me recogió y fuimos a almorzar a uno de mis restaurantes preferidos en esa época, pues tenia juegos y personas disfrazas, la pasé muy bien, disfruté cada segundo y llegada la tarde mi tía me dejo en la casa de los papas de mi padrastro. Hasta ese momento todo iba bien, nunca me imagine que mi desgracia empezaría desde ese día. Cuando llegué a la casa de mis abuelastros, a pesar de mi corta edad pude sentir que el ambiente en la casa estaba algo tenso. Fue minutos después que me enteré que nos iríamos de Bogotá, iríamos a vivir muy cerca de una tía que se acababa de jubilar y decidió pasar el resto de su vida en Cartago, valle del cauca. La noticia me dejo frió, en ese momento conocí la desilusión y la rabia, ya había tenido la desdicha de conocer Cartago, pues en unas vacaciones de final de año mi mamá decidió mandarnos a donde mi tía. Que maldita desgracia fue esa, aunque me tocó adaptarme tras tres años de vivir ahí, perdí un año en protesta a eso, planee y ejecute varias “voladas” de la casa, todas sin éxito. Ahora que me encuentro en la Universidad, respiro mas tranquilo, vivo con mis tíos, pertenezco y permanezco a la ciudad que me vio nacer.
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